Texeda la vieja se halla a 2km al sur de Garaballa, en un pequeño valle que forma el río Ojos de Moya. Aquí encontramos las ruinas del molino de papel, las de la fortaleza, y una cueva donde se guardaba el ganado. Existen evidencias de población en la Edad de Bronce Final, Época ibérica, en la Baja romanizad y Alta y Baja Edad media, islámica y cristiana.
Cueva del ganado, stuada en la base rocosa del Cerro de la Leña, junto al molino de papel, la primera estancia, con unos 30 m2, tiene una bóveda pétrea natural muy elevada. A la derecha de ésta, en la pared, vemos una especie de hueco con restos de mortero de cal. El segundo tramo es un estrecho pasillo de 10 metros de largo. En este se han encontrado rastros de rebuscas clandestinas. De esta cueva se han recuperado cerámicas de la Edad de Bronce, hechas a mano, de la Época ibérica, de cerámicas realizadas a torno, y de la Época medieval islámica.
En la actualidad no es posible acceder a ella, ya que se encuentra vallada, debido a nuevas excavaciones arqueológicas.
Texeda la vieja
Fortaleza. Se encuentra en el extremo oeste del promontorio rocoso. Conserva la plata rectangular de su estructura, con muros de 1’90 metros de anchura y de unos 2 y 2’50 m de altura. Desde su ubicación podemos ver las ruinas del antiguo molino de papel, la cueva del ganado y un tramo del río Ojos de Moya. Fue realizado de mampostería y mortero de cal. No se han encontrado pavimentos ni forjados. Aún se conserva un fuerte talud, al que recaería la puerta, de la que queda un vano en el centro del muro, cerrando elespacio por este lado. Parece ser que, por su antigüedad, que fue fortaleza de Moros, cuando estuvieron en posesión de Castilla, desde el tiempo del Rey Don Rodrigo, aunque también cabe la posibilidad que fuera defensa del Reino de Castilla contra los Reinos de Aragón y Valencia.
Molino de papel. No se sabe cierto el año en el que fue construido. Las fechas que se discuten son 1743 y 1756. Existen documentos originales de la Desamortización de Mendizábal, conservados en el de Protocolos de Cuenca, que apuntan a la primera fecha. Estando en propiedad del convento, fue arrendado al francés Thomas Tornal, debido a que en nuestro país eran escasos los especialistas en esta materia. En 1760, es cerrado temporalmente, hasta la aparición de Simón Barrera, otro papelero. Debido a su estado ruinoso, en el S. XVIII, año 1808, se ejecutan obras de consolidación y deja de usarse. Sigue su utilización hasta 1815, aproximadamente, cuando comienza su decadencia por abandono.